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Por Frida Rebollar.
Seúl, Corea del Sur – La declaratoria de ley marcial realizada por el presidente Yoon Suk-Yeol duró apenas unas horas, luego de que una resolución del Parlamento y una ola de protestas ciudadanas forzaran su levantamiento. El polémico decreto había provocado un despliegue militar en puntos estratégicos y suspendidos derechos civiles fundamentales, generando una crisis política de gran magnitud.
La Asamblea Nacional votó de manera contundente para bloquear la medida, con 190 votos a favor y ninguno en contra, reflejando el amplio rechazo a la decisión presidencial. La oposición calificó la declaratoria como “ilegal”, acusando a Yoon de buscar restringir libertades bajo el pretexto de acusación contra el Partido Democrático (PD), a quien tildó de “pronorcoreano”.
Por su parte, el Partido del Poder Popular también expresó su desacuerdo con la medida, pidiendo a Yoon respetar el consenso parlamentario y retirar las tropas desplegadas. Este gesto de unidad política destacó en medio de la tensión, enviando un mensaje claro de que las instituciones democráticas debían prevalecer.
En un discurso televisado, Yoon reconoció el fracaso del Parlamento y anunció el levantamiento de la ley marcial. Estados Unidos, uno de los principales aliados de Corea del Sur, expresó su respaldo a la resolución pacífica de la disputa y reiteró la importancia de proteger los valores democráticos en la región.
