Un estudio publicado en Frontiers in Cellular and Infection Microbiology analizó la microbiota de 332 personas y encontró que la convivencia con perros y gatos influye en la composición microbiana intestinal. Aunque no se observaron diferencias significativas en la diversidad global, se identificaron variaciones en ciertos microorganismos, lo que sugiere una influencia positiva en la flora intestinal.
Otra investigación en The Journal of Allergy and Clinical Immunology detectó que los bebés expuestos a mascotas tenían mayor presencia de bifidobacterias beneficiosas, lo que podría proteger contra alergias y asma. Este hallazgo apoya la hipótesis de que los animales pueden actuar como mediadores en la transferencia de microorganismos beneficiosos, promoviendo una microbiota más robusta desde una edad temprana.
Investigaciones adicionales publicadas en Nature y PNAS también indican que los perros y gatos transportan una amplia gama de microorganismos, contribuyendo a la diversidad microbiana del hogar y reduciendo la posibilidad de desarrollar enfermedades autoinmunes. La exposición a bacterias presentes en el pelaje de los animales podría reforzar la tolerancia inmunológica y prevenir trastornos inflamatorios.
Estudios recientes también han explorado el papel de las mascotas en la modulación del microbioma en adultos, con hallazgos prometedores sobre la influencia de los animales en la salud metabólica y la reducción de enfermedades inflamatorias crónicas. Los expertos recomiendan seguir investigando estos efectos para desarrollar futuras estrategias de salud basadas en la interacción con animales.
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