Los acervos biológicos juegan un papel crucial en la investigación científica. Un claro ejemplo es el reciente descubrimiento de la polilla Ofelia jaliscana, identificada tras pasar décadas en la Colección Nacional de Insectos de la UNAM.
Esta polilla, que podría ser endémica del bosque seco de Chamela, Jalisco, fue recolectada en 1980, pero no fue reconocida como una nueva especie hasta 2019, cuando la investigadora Ivonne Garzón-Orduña la examinó detalladamente.
El hallazgo subraya la importancia de preservar los ecosistemas y la necesidad de seguir explorando la biodiversidad.