By Con cada voto, la tensión y la esperanza crecen en la Plaza de San Pedro. Este jueves, centenares de fieles y turistas de todo el mundo han comenzado a llenar nuevamente los espacios frente a la basílica, atentos a la chimenea de la Capilla Sixtina, donde se espera la ansiada señal: la fumata blanca que anuncie la elección del nuevo papa.
Esperanza creciente
Tras las dos fumatas negras del miércoles, el ambiente ha adquirido un aire de expectativa solemne. “Cada día que pasa aumenta la posibilidad de que salga humo blanco”, comentan algunos peregrinos, confiados en que este segundo día pueda ser decisivo.
Los controles de seguridad no han impedido el acceso constante de personas que buscan una vista privilegiada del histórico momento. Las primeras filas frente a la basílica están ocupadas por quienes no quieren perder detalle, cámara o rosario en mano.
Un evento humanizador
Más allá de lo religioso, el cónclave se ha convertido en una experiencia profundamente humana y simbólica. En un mundo convulsionado, muchos encuentran esperanza en esta elección, que marcará el rumbo espiritual de más de mil millones de católicos.
El humo sigue siendo el lenguaje del misterio. Mientras no se vea el blanco en el cielo romano, la espera continúa y el mundo aguarda.
