By El pasado lunes 18 de febrero, Mazatlán fue escenario de una tragedia que dejó a la comunidad local devastada. Un agente de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa fue ejecutado en un ataque armado ocurrido frente a su familia, en lo que parece ser un acto de violencia planificado. El crimen tuvo lugar en una tienda de conveniencia de la colonia El Conchi, en pleno día, lo que demuestra la grave inseguridad que persiste en la región.
El agente, quien estaba en su día libre, fue sorprendido por un grupo de sujetos armados que llegaron al establecimiento y comenzaron a disparar en su contra. A pesar de estar acompañado por su pareja y su hijo, no pudieron evitar el ataque. La víctima, identificada como Román, recibió múltiples disparos que le causaron la muerte en el lugar. Además, los agresores dañaron la camioneta de la víctima, lo que sugiere que el ataque fue premeditado.
Este hecho violento se produce en un contexto de creciente inseguridad en Sinaloa, donde las autoridades han enfrentado una serie de ataques y enfrentamientos con grupos criminales. La falta de control y el alto nivel de violencia en el estado generan una sensación de vulnerabilidad entre los ciudadanos y las fuerzas de seguridad, quienes a menudo se convierten en víctimas de estos actos sin tregua.
Las autoridades han comenzado las investigaciones correspondientes para identificar y dar con los responsables del asesinato, mientras que el caso ha generado consternación en la comunidad. Además, se ha destacado la necesidad de reforzar las medidas de seguridad y proteger a quienes están en primera línea de batalla contra el crimen organizado. Este trágico suceso también subraya el costo humano de la violencia que afecta a familias inocentes, que se ven atrapadas en un conflicto ajeno a ellos.
