El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un golpe al comercio internacional con el anuncio de nuevos aranceles del 25% sobre productos importados desde la Unión Europea. Esta medida, que afecta principalmente a industrias como la automotriz, la aeronáutica y el vino, marca un nuevo capítulo en las tensiones comerciales que han caracterizado su mandato.
Según fuentes oficiales, el objetivo de Trump es reducir el déficit comercial de EE. UU. con Europa y proteger la industria nacional de lo que él considera prácticas comerciales desleales. La Unión Europea, por su parte, ya ha señalado que responderá de manera firme, aunque aún no ha detallado el alcance de las represalias.
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Las consecuencias de estos aranceles son difíciles de predecir, pero los expertos coinciden en que podrían generar un aumento de precios tanto en el mercado estadounidense como europeo. Este cambio no solo afectaría a grandes empresas, sino también a los consumidores comunes, quienes podrían ver un alza en los costos de productos importados.
Esta política de “América Primero” continúa la línea proteccionista de Trump, cuyo gobierno ha priorizado la reducción de los acuerdos comerciales multilateralistas a favor de acuerdos bilaterales que favorezcan los intereses económicos de Estados Unidos.