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Por Frida Rebollar.
La relación comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos enfrenta un nuevo capítulo de tensiones luego de que la administración de Donald Trump oficializara un incremento del 25% en los aranceles al acero y aluminio importados. En respuesta, el bloque europeo anunció una serie de medidas de represalia que afectarán diversos productos estadounidenses.
Los aranceles europeos, que entrarán en vigor el 1 de abril, gravarán bienes estadounidenses por un valor de 26.000 millones de euros, incluyendo no solo metales, sino también textiles, electrodomésticos y productos agrícolas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, justificó la decisión: “Europa está preparada para defender sus intereses y responderá de manera proporcional a las medidas injustificadas de Estados Unidos”.
Este conflicto comercial se enmarca en una relación transatlántica cada vez más tensa. Washington ha enviado mensajes claros sobre su postura en política internacional, advirtiendo a Europa que deberá asumir más responsabilidades en su seguridad y defensa.
Con esta respuesta, la UE busca equilibrar la balanza y demostrar que no aceptará decisiones unilaterales que perjudiquen su economía. La escalada comercial entre ambos bloques podría tener repercusiones significativas en el comercio global y en las relaciones políticas entre ambas potencias.
