By China ha lanzado un nuevo movimiento en el tablero global del comercio: aranceles del 34% a una lista estratégica de productos estadounidenses. Esta maniobra llega en medio de un contexto tenso, donde la rivalidad comercial entre Washington y Pekín parece no encontrar tregua.
Entre los productos afectados se encuentran bienes agrícolas, dispositivos electrónicos, autopartes y recursos energéticos. La medida, según autoridades chinas, busca equilibrar el terreno frente a lo que consideran prácticas desleales de Estados Unidos en subsidios, restricciones tecnológicas y presión diplomática.
La reacción no se hizo esperar. Organizaciones empresariales en EE.UU. expresaron preocupación por el impacto en la exportación y posibles pérdidas millonarias. Al mismo tiempo, sectores industriales en China se preparan para una adaptación de su cadena de suministro, apostando por proveedores alternativos.
Este episodio reaviva los temores sobre una desaceleración del comercio global y una mayor polarización económica. Mientras tanto, otros países observan de cerca, considerando el efecto dominó que podría desencadenar esta disputa.
