La comunicación es el alma de cualquier pareja. Sin ella, los vínculos se erosionan lenta pero inevitablemente. Un pequeño malentendido no resuelto puede convertirse en un abismo difícil de cerrar si no se aborda a tiempo.
Los problemas de comunicación suelen comenzar con pequeñas omisiones: no decir lo que molesta, no compartir emociones o simplemente asumir que el otro “debería saber” lo que uno necesita. Esta falta de diálogo genera resentimiento, insatisfacción y una sensación de soledad dentro de la relación.
La psicóloga de relaciones Mariela Michelena explica que “callar nuestras necesidades es como construir un muro de ladrillos invisibles entre nosotros y nuestra pareja”. Cada palabra no dicha y cada sentimiento ignorado se convierten en un obstáculo más.

Además, en muchas relaciones se confunde conflicto con fracaso. Se evita hablar de temas delicados para “no pelear”, pero lo que realmente sucede es que se pierde la oportunidad de fortalecer el vínculo a través del entendimiento mutuo. Las parejas más exitosas no son las que nunca discuten, sino las que aprenden a resolver los desacuerdos con respeto y empatía.
Para mejorar la comunicación es crucial practicar la validación emocional, aprender a preguntar en lugar de suponer, y trabajar en la escucha activa. No se trata solo de “hablar de los problemas”, sino de construir un diálogo permanente, incluso sobre las cosas buenas.
Recordemos que una relación no se destruye de un día para otro: se desgasta con cada palabra que no se dice y con cada momento en el que dejamos de intentar entender al otro.