By En una relación amorosa, los celos pueden convertirse en un visitante incómodo. Aparecen en momentos inesperados: una mirada, una conversación, una publicación en redes sociales. Y aunque a veces parecen inofensivos, si no se abordan con madurez y empatía, pueden transformarse en una barrera que impide el crecimiento de la pareja.
Los celos no siempre se manifiestan de forma explosiva. A veces son silenciosos: aparecen como mensajes pasivo-agresivos, revisiones de celular sin consentimiento o comentarios que disfrazan desconfianza de “preocupación”. Esta actitud va desgastando la relación, pues transforma el amor en vigilancia constante.
Muchas veces, los celos se activan por experiencias pasadas, traiciones anteriores o modelos de amor aprendidos. Pero eso no significa que nuestra pareja actual deba pagar por errores ajenos. El amor adulto implica asumir la responsabilidad de nuestras heridas y trabajar en ellas.
🎙️ “No podemos controlar lo que el otro hace, pero sí cómo reaccionamos nosotros. La confianza es una decisión diaria”, señala la terapeuta de relaciones Mónica Barros.
Una relación saludable no es la que nunca siente celos, sino la que se permite hablarlos sin vergüenza. Validar lo que sentimos, expresar lo que nos molesta sin acusaciones y generar espacios seguros para la conversación son pasos fundamentales.
Porque cuando los celos hablan más fuerte que el amor, es momento de bajar el volumen, escuchar con el corazón y recordar por qué elegimos estar con esa persona.
