Hay preguntas que pueden cambiar la forma en que ves tu relación:
—¿Puedo hablar con mi pareja sin miedo a ser juzgado?
—¿Me escucha realmente cuando hablo o solo espera su turno para responder?
—¿Podemos tener desacuerdos sin que uno de los dos termine apagando sus emociones?
Estas preguntas apuntan a una sola cosa: inteligencia emocional.
En una relación con inteligencia emocional, el otro no es tu oponente, es tu aliado. Se respetan los espacios individuales, pero también se reconoce cuándo el otro necesita contención. No se huye de los conflictos: se enfrentan juntos.

Una pareja emocionalmente inteligente sabe cuándo hablar, cuándo callar, y sobre todo, cuándo pedir perdón. Se reconocen los errores sin vergüenza, porque el amor no es un lugar para el ego, sino para la construcción mutua.
El psicólogo John Gottman, experto en relaciones de pareja, asegura que “las parejas que manejan bien sus emociones pueden incluso predecir el éxito de su relación a largo plazo”.
Y ese éxito no se mide en años, sino en calidad de conexión.