A 42 metros bajo la superficie del lago Qiandao, ubicado en la provincia de Zhejiang y a unos 400 kilómetros al sur de Shanghái, yace una ciudad que parece detenida en el tiempo. Shi Cheng, también conocida como la “Ciudad León”, es una antigua metrópolis que lleva más de 700 años sumergida, pero que sorprende por conservar intacta su arquitectura, ornamentos y calles, como si nunca hubiera sido tocada por el agua.
La historia de una ciudad sumergida
Shi Cheng fue fundada durante las dinastías Ming y Qing, que gobernaron China desde 1368 hasta 1912, y llegó a ser el hogar de unas 300,000 personas. En 1959, esta ciudad histórica fue inundada de manera intencionada como parte del proyecto de construcción de la represa Xin’an, que buscaba alimentar una planta hidroeléctrica. Este proceso implicó la reubicación de cientos de miles de habitantes y la sumersión de una gran parte del patrimonio cultural y arquitectónico de la región.
A diferencia de la mítica Atlántida, cuya historia está envuelta en leyendas y mitos, la desaparición de Shi Cheng fue consecuencia directa de una decisión humana motivada por el desarrollo industrial y energético. La pérdida cultural fue enorme, ya que varias generaciones habían vivido allí y mantenían tradiciones ancestrales.
Un redescubrimiento sorprendente
Durante décadas, la ciudad permaneció oculta bajo las aguas, hasta que en 2001 el gobierno chino organizó una expedición para explorar el fondo del lago Qiandao. El funcionario Qiu Feng fue uno de los primeros en sumergirse y quedó asombrado al encontrar una ciudad casi intacta. Las estructuras originales, desde los muros exteriores hasta las cinco puertas con sus torres, seguían en pie.
Las calles empedradas y los más de 265 arcos con esculturas de leones, dragones, aves fénix y diversas inscripciones históricas todavía se conservan en excelentes condiciones. La madera, la piedra y los murales muestran un nivel de preservación que pocos sitios arqueológicos en tierra firme podrían igualar.
Qiu Feng recordó: “Tan pronto como comenzamos la inmersión, encontramos el muro exterior y pudimos recoger un ladrillo para probarlo. Fue como entrar en una cápsula del tiempo”.
Un tesoro para la ciencia y el turismo
Desde su redescubrimiento, Shi Cheng ha atraído la atención de arqueólogos, historiadores y aventureros de todo el mundo. La ciudad sumergida se ha convertido en un laboratorio natural para estudiar la arquitectura tradicional china y las técnicas constructivas de hace siglos, preservadas por el agua en lugar de deteriorarse.
Además, se ha impulsado el turismo especializado en esta joya oculta. Empresas de buceo con base en Shanghái organizan inmersiones periódicas para explorar el lago y recorrer sus calles bajo el agua. Para quienes gustan de la historia y la aventura, visitar Shi Cheng es una experiencia casi surrealista, como si se trasladaran a otra época, nadando entre murallas, templos y casas que parecen flotar en el tiempo.
El lago Qiandao mismo es un ecosistema impresionante, con más de 1,000 islas y una superficie de 573 kilómetros cuadrados, que complementan esta visita única en su tipo.
Entre realidad y mito
Mientras la leyenda de la Atlántida narra la caída de una isla poderosa por causas divinas, Shi Cheng representa un hecho real: una ciudad sumergida por decisión humana, producto del desarrollo tecnológico y energético moderno. Esta ciudad es un testimonio tangible de la riqueza cultural e histórica de China, y un recordatorio de cómo el paso del tiempo puede preservar maravillas inesperadas.
Shi Cheng no solo es un sitio arqueológico extraordinario, sino también un símbolo de la compleja relación entre progreso y patrimonio, entre la naturaleza y la historia.
