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La Fórmula 1 no solo es el máximo exponente del automovilismo, sino también uno de los deportes más costosos a nivel global. Aquí, el dinero juega un papel tan fundamental como las habilidades de los pilotos, los ingenieros y la tecnología aplicada a los autos. Aunque las normativas establecen un límite de 135 millones de dólares anuales por equipo, este monto solo cubre una parte de los gastos directos relacionados con las carreras, como el desarrollo de vehículos y la logística, excluyendo costos como marketing o sueldos de pilotos y altos ejecutivos.
Las grandes escuderías, como Red Bull o Mercedes, superan este límite, alcanzando cifras cercanas a los 200 millones, gracias a sus inversiones en contratos publicitarios y estrategias comerciales. Los patrocinadores, esenciales para financiar estas enormes sumas, incluyen compañías de gran calibre como Oracle, que contribuye con 100 millones de dólares anuales, lo que representa una fracción mínima de sus ingresos totales. Además, desde que Liberty Media asumió el control de la F1 en 2017, los ingresos han experimentado un crecimiento considerable, alcanzando más de 3.200 millones de dólares en 2023, impulsados principalmente por los derechos televisivos y los patrocinios.
El mantenimiento de un monoplaza de F1 también requiere inversiones millonarias, debido a los costosos materiales y tecnologías involucradas en su fabricación y operación. Asimismo, la F1 ha logrado expandirse globalmente, captando nuevos mercados, especialmente en Estados Unidos y Asia, lo que ha aumentado sus ingresos por derechos de transmisión y promociones de carreras.
Desde que Liberty Media tomó las riendas, la F1 ha experimentado una transformación, modernizándose y adaptándose a las nuevas plataformas digitales para atraer audiencias jóvenes y globales. Con esta expansión, los gastos seguirán incrementando, ya que los equipos deben invertir constantemente en tecnología y marketing para mantenerse competitivos. No obstante, el límite presupuestario de 135 millones de dólares sigue siendo insuficiente para cubrir todos los costos de los equipos más poderosos, dejando claro que solo los grandes con recursos financieros pueden mantenerse en la vanguardia.
Así, la Fórmula 1 continúa siendo una batalla por la supremacía en la pista, pero también una intensa competencia económica, donde el dinero juega un papel fundamental para seguir siendo parte de la élite mundial del automovilismo.
