Cierre indefinido del Museo Casa de la Memoria Indómita por razones de fuerza mayor

Cierre indefinido del Museo Casa de la Memoria Indómita por razones de fuerza mayor

Desde su apertura en 2012, el recinto logró sostenerse con sus propios recursos apenas un año después

La mañana de este lunes, el Museo Casa de la Memoria Indómita anunció que cerrará de manera indefinida a partir del 11 de marzo, argumentando “motivos de fuerza mayor” sin proporcionar más detalles al respecto.

En un comunicado difundido en sus redes sociales, el museo explicó que, tras casi 13 años de trabajo en la defensa de los derechos humanos y la preservación de la memoria histórica, tomó la decisión de cerrar sus puertas. Durante este tiempo, el recinto resguardó el Archivo Histórico del Comité ¡Eureka!, el cual permaneció bajo la custodia de Rosario Ibarra de Piedra durante casi cuatro décadas.

El museo recibió a más de 140 mil visitantes, tanto nacionales como extranjeros, y ofreció actividades como talleres, cine, círculos de estudio, exposiciones, presentaciones de libros y obras de teatro. En su mensaje de despedida, agradeció a su comunidad y expresó su esperanza de reabrir en el futuro con la misma energía de siempre.

El anuncio generó reacciones inmediatas en redes sociales. Visitantes y activistas manifestaron su preocupación y expresaron su deseo de conocer más detalles sobre el cierre. Algunos mostraron interés en buscar alternativas para evitarlo.

“Es una noticia muy triste. En tiempos donde la memoria histórica es tan importante, la pérdida de este espacio es lamentable”, comentó un usuario.

Otro escribió: “Espero que puedan encontrar una solución y pronto leer sobre la reapertura del museo”.

El Museo Casa de la Memoria Indómita fue fundado por Rosario Ibarra de Piedra, quien en 1974 inició su activismo tras la desaparición de su hijo, Jesús Piedra Ibarra. En 1977, junto con otras familias de desaparecidos, creó el Comité ¡Eureka!, una organización que continúa luchando contra la impunidad y la violencia de Estado.

En 2012, integrantes del comité gestionaron la apertura del museo con apoyo de las autoridades, que les otorgaron en comodato una casona en la calle Regina 66, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Sin embargo, apenas un año después, el recinto tuvo que sostenerse con sus propios recursos, enfrentando limitaciones económicas, falta de personal y proyectos inconclusos, según reportes de La Jornada en 2013.

A pesar de los desafíos, el museo se consolidó como un espacio clave para la memoria y los derechos humanos en México, y su cierre deja un vacío significativo en la lucha por la verdad y la justicia.

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