By La nueva película de Fórmula 1 protagonizada por Brad Pitt ha capturado la atención tanto de fanáticos del cine como del automovilismo. ¿La razón? Es la primera vez que una producción cinematográfica logra integrarse de forma tan íntima al universo de la F1, con escenas grabadas durante los fines de semana de carrera y con el apoyo técnico de escuderías reales.
Pitt interpreta a un veterano de las pistas que, tras años fuera del circuito, vuelve con sed de redención y aprendizaje. Pero este no es un relato de gloria fácil. La historia explora el peso de la edad, las lesiones ocultas, los sacrificios personales y el fuerte contraste con una nueva generación que corre no solo por la victoria, sino por fama y validación instantánea. En este escenario, la experiencia no siempre es ventaja.
Filmada con tecnología IMAX y un nivel de detalle técnico pocas veces visto, la película combina adrenalina con emoción auténtica. Las cámaras dentro de los autos, el sonido envolvente y la cercanía con pilotos reales le otorgan un nivel de realismo que pocas veces se ha logrado en este género. La película no solo habla de autos, sino de humanidad bajo presión.
