En un giro significativo dentro de la prolongada disputa comercial entre China y Estados Unidos, el gobierno chino confirmó este miércoles que iniciará negociaciones con la administración estadounidense, aunque advirtió que no cederá en sus principios fundamentales.
La decisión, según autoridades chinas, responde a las crecientes presiones provenientes de sectores industriales y consumidores estadounidenses, afectados por los altos costos derivados de los aranceles mutuos. La confirmación llega luego de que Washington anunciara que altos funcionarios de ambas naciones se reunirán en los próximos días en Suiza para intentar resolver las tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo.
“Si Estados Unidos quiere resolver el problema a través de negociaciones, debe reconocer el grave impacto negativo de las medidas arancelarias unilaterales en sí mismo y en el mundo”, expresó un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China en un comunicado oficial.
Desde el regreso de Donald Trump a la presidencia en enero de este año, su administración ha intensificado las medidas comerciales contra China, imponiendo nuevos aranceles por un total del 145% sobre productos chinos, acompañados de medidas sectoriales específicas. En respuesta, Pekín impuso aranceles del 125% a bienes estadounidenses, junto con restricciones adicionales dirigidas.

Las negociaciones en Suiza representan el primer acercamiento oficial y público entre ambos gobiernos desde el reinicio de las hostilidades comerciales, y marcan una posible vía para aliviar las tensiones que han afectado no solo el comercio bilateral, sino también los mercados financieros globales.
Estados Unidos estará representado por el Secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el Representante de Comercio, Jamieson Greer, mientras que China enviará al viceprimer ministro He Lifeng, según confirmaron fuentes oficiales de ambos países.
Por su parte, el Ministerio de Comercio chino aseguró que Pekín “defenderá la justicia” y mantendrá una posición firme durante el proceso de diálogo.
La guerra arancelaria ha provocado una marcada ralentización del comercio bilateral, afectando cadenas de suministro globales y generando incertidumbre en los mercados internacionales.