By El amor no siempre puede con todo, especialmente cuando uno de los dos está atravesando un episodio depresivo profundo. La depresión en pareja puede manifestarse como ausencia emocional, dificultades en la comunicación, pérdida de deseo sexual, apatía, irritabilidad o aislamiento. Y muchas veces, la pareja sana se pregunta si es culpa suya o si ya no hay amor.
Pero lo más importante que hay que entender es que la depresión no es personal. No es un ataque hacia la pareja, ni un signo de desinterés o desamor. Es una enfermedad que nubla el mundo interno de quien la padece, impidiéndole a veces hasta disfrutar de lo que más quiere.
Para enfrentarla juntos, es fundamental abrir canales de diálogo. Preguntar con empatía, sin exigir respuestas inmediatas. Decir: “Estoy aquí, cuando quieras hablar”, en vez de “Ya no eres como antes”. Escuchar sin intentar arreglar todo.
También es vital que la persona que no sufre depresión cuide su propia salud mental. Puede buscar redes de apoyo, espacios de escucha o incluso terapia. Porque sostener a alguien que se está hundiendo requiere de alguien que también sepa mantenerse a flote.
Una relación que atraviesa la depresión puede salir más fuerte, pero solo si se enfrenta con paciencia, amor y acompañamiento profesional. No basta el cariño; se necesita también consciencia.
