By La palabra “independencia” puede generar miedo en algunas relaciones. ¿Qué pasa si al empezar a hacer más cosas por mi cuenta, mi pareja piensa que ya no lo amo? ¿Y si la distancia emocional destruye lo que tenemos? La verdad es que la independencia bien gestionada no aleja, sino que acerca.
Muchas veces caemos en dinámicas de codependencia por miedo al abandono o por creencias culturales que nos enseñaron a vivir “siendo uno solo”. Pero una relación sana está formada por dos personas completas que deciden caminar juntas, no por mitades que se necesitan para sobrevivir.
Para lograr esa independencia sin dañar el vínculo, es importante:
- Establecer límites sanos desde el inicio.
- Comunicarte con honestidad sobre lo que necesitas.
- Apoyarte a ti mismo emocionalmente antes de pedir que el otro te salve.
- Celebrar los logros individuales como parte del crecimiento de ambos.
Tal como dijo Esther Perel, terapeuta y autora especializada en relaciones: “La intimidad crece en el espacio entre dos personas, no en la fusión total.”
Así que si estás en pareja, pero quieres retomar tu pasión por la pintura, salir a correr solo por las mañanas o irte un fin de semana con amigos, hazlo. Tu pareja debería ser tu impulso, no tu ancla.
