La prohibición del rojo número 3 en EE. UU. abre el debate: ¿Qué sabemos de otros colorantes?

La prohibición del rojo número 3 en EE. UU. abre el debate: ¿Qué sabemos de otros colorantes?

Por Vannia Carmona

El reciente anuncio de la FDA sobre la prohibición del colorante rojo n.º 3 marca un avance en la regulación de aditivos alimentarios en EE. UU. Este colorante sintético, conocido como eritrosina, se utilizó durante décadas en alimentos y medicamentos a pesar de que estudios realizados desde los años 90 demostraron que puede causar cáncer en ratas. La decisión refleja la presión de organizaciones defensoras que citan investigaciones científicas y la aplicación de la cláusula Delaney, que prohíbe sustancias relacionadas con el cáncer en humanos o animales.


Sin embargo, esta prohibición plantea interrogantes sobre la seguridad de otros colorantes sintéticos aún autorizados. Entre ellos están el rojo n.º 40, los amarillos n.º 5 y 6, los azules n.º 1 y 2, y el verde n.º 3, todos derivados del petróleo y ampliamente utilizados en alimentos, bebidas y medicamentos. Aunque algunos estudios descartan riesgos graves, otros han relacionado estos aditivos con problemas como irritabilidad, alteraciones del sueño, pérdida de memoria y tumores en animales. Incluso se ha encontrado que algunos contienen contaminantes carcinógenos como la bencidina.


Organismos como el Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI) y gobiernos locales han comenzado a tomar medidas. California, por ejemplo, prohibió el rojo n.º 40 en escuelas públicas debido a sus posibles efectos neuroconductuales en niños. La preocupación se centra especialmente en los más pequeños, quienes, además de ser más vulnerables por su etapa de desarrollo, consumen más alimentos con colores brillantes.


Los expertos señalan que la regulación de la FDA sobre colorantes no se ha actualizado desde hace décadas y no refleja los avances en toxicología. Países como Canadá y miembros de la Unión Europea han prohibido o restringido algunos de estos colorantes, demostrando que es posible reducir su uso sin afectar significativamente la industria alimentaria.


Para los consumidores, evitar los colorantes artificiales requiere leer cuidadosamente las etiquetas, optar por alimentos menos procesados y buscar medicamentos sin aditivos. Sin embargo, esta tarea puede ser difícil, especialmente en restaurantes o al adquirir medicamentos. Las farmacias especializadas ofrecen opciones libres de colorantes, pero su acceso sigue siendo limitado.


La decisión de prohibir el rojo n.º 3 subraya la necesidad de revisiones más exhaustivas de los niveles de exposición permitidos y una normativa que proteja mejor a los consumidores frente a los riesgos acumulativos de estos aditivos. Mientras tanto, los expertos aconsejan priorizar una dieta más natural y reducir la exposición a productos ultraprocesados.

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