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Mientras el volcán Etna vuelve a rugir con una impresionante erupción, algunos esquiadores han llevado la adrenalina al extremo deslizándose por sus laderas nevadas, con ríos de lava y cenizas como telón de fondo. Este espectáculo natural, que comenzó el 12 de febrero con una fractura en el cráter Bocca Nuova, ha elevado la alerta aérea al nivel rojo, aunque esto no ha disuadido a quienes buscan experiencias extremas.
Imágenes y videos del insólito descenso han inundado las redes sociales, generando asombro y polémica. Aunque algunos lo ven como una oportunidad única, expertos en vulcanología advierten sobre los riesgos letales de acercarse a un volcán en plena actividad. Marco Neri, del Instituto Nacional de Geofísica, enfatizó la imprevisibilidad de las explosiones y recomendó mantener la distancia.
El Etna, el volcán más alto de Europa con más de 3.400 metros, es también una estación de esquí reconocida. En días despejados, ofrece vistas privilegiadas del Mediterráneo, pero la actual erupción ha transformado este paisaje idílico en un peligroso escenario de fuego y nieve.
Las autoridades monitorean de cerca la situación y aseguran que, por ahora, no hay un riesgo inminente para las poblaciones cercanas. Sin embargo, el magnetismo de la naturaleza sigue atrayendo tanto a intrépidos aventureros como a científicos fascinados por este imponente fenómeno.
