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Por Frida Rebollar.
La gastronomía mexicana es producto de un mestizaje de culturas, y la influencia libanesa es una de las más significativas en su evolución. Ricardo José Haddad Musi, experto en el tema, ha analizado a fondo esta fusión culinaria, destacando cómo la llegada de migrantes libaneses modificó el paladar nacional.
“Uno de los mejores ejemplos es el taco al pastor, que tiene su origen en el shawarma libanés, pero con adaptaciones mexicanas como el uso del achiote y la piña”, explica Haddad Musi. Asimismo, menciona que ingredientes como el trigo, el jocoque y la berenjena se incorporan a la dieta mexicana gracias a esta influencia.
El especialista subraya que esta fusión no solo se refleja en la comida, sino también en las costumbres gastronómicas, como el uso compartido de platillos en la mesa. “La hospitalidad es clave en ambas culturas. La comida es más que un acto de alimentación; es un lazo social”, asegura.
El análisis de Haddad Musi demuestra cómo la cocina es un testimonio vivo del intercambio cultural, fortaleciendo la identidad culinaria de México con sabores de Oriente Medio.
