Kanye West, o Ye, parece haber dejado atrás cualquier intento de redención. En lugar de reconstruir su imagen, el rapero continúa su descenso público, esta vez con consecuencias de escala internacional. La cancelación de su concierto en Corea del Sur, anunciada por la empresa Coupang Play, es el resultado directo de su más reciente provocación: una canción que no solo menciona, sino glorifica, el nazismo.

Reciente canción polémica
Titulado “Heil Hitler”, el tema ha sido calificado como apología al régimen nazi. No es para menos: el videoclip muestra a hombres afroamericanos replicando el saludo nazi, un gesto cargado de dolor histórico. Aunque Spotify y YouTube actuaron rápidamente eliminando la canción, el contenido sigue disponible en la cuenta de X de West, acumulando millones de visualizaciones.
Ante esta situación, uno podría esperar una disculpa o al menos un intento de moderación. Pero Kanye eligió la confrontación: se quejó de que su música fuera retirada y se comparó con artistas como Randy Newman, cuya canción “Rednecks” ha generado controversia por otros motivos. La comparación no solo es absurda, sino insensible, al ignorar el contexto y la historia detrás de sus palabras.
Declaraciones polémicas
Este no es un hecho aislado. En febrero, el propio West declaró abiertamente que era nazi y que amaba a Hitler. Anteriormente, la tienda de su marca Yeezy puso a la venta camisetas con esvásticas. La línea entre provocación y odio ha sido cruzada muchas veces, y ahora, el costo se refleja en cancelaciones, suspensiones de productos y una creciente distancia del público internacional.
La pregunta ya no es si Kanye West puede redimirse. La pregunta es hasta dónde está dispuesto a llegar. Porque cuando el arte se convierte en un vehículo para normalizar ideologías violentas, deja de ser arte y se transforma en propaganda.