By En el universo del entretenimiento, pocos artistas han llevado la reinvención personal tan lejos como Kanye West. Su nuevo nombre legal, Ye Ye, es apenas el último capítulo de una transformación que comenzó hace años y que revela mucho más que una simple decisión estética: habla de identidad, poder y legado.
Cambio por motivos personales
Desde que en 2018 declarara en redes sociales “El ser formalmente conocido como Kanye West. Yo soy Ye”, el músico, diseñador y empresario comenzó a romper con la imagen que lo había catapultado a la fama. Ese mismo año lanzó un álbum homónimo grabado en su rancho de Wyoming, y en 2021 formalizó legalmente el cambio de Kanye Omari West a Ye, alegando “motivos personales”.
A pesar de la aprobación judicial, la transición pública no fue sencilla. En 2024, su colaborador Milo Yiannopoulos envió una carta abierta exigiendo que el público y la prensa dejaran de referirse a él como “Kanye”, calificándolo incluso de “nombre de esclavo”.
Declaración del artista
“Ye es una de las personas más reconocibles del mundo, a la altura de los presidentes y los papas”, argumentaba Yiannopoulos. “El cambio se hizo de forma completa, legal y permanente.”
Panorama actual
Ahora, en junio de 2025, el mundo conoce a Ye Ye, un nuevo alias que ya figura legalmente en todos sus negocios, según documentos presentados por su equipo legal en California. Aunque el artista no ha explicado aún el significado o propósito de esta nueva identidad, queda claro que sigue apostando por el control total de su narrativa.
