En la historia política del siglo XX, pocas lecciones son tan elocuentes como el derrumbe de la República de Weimar y el ascenso del nazismo. Adolf Hitler no llegó al poder con un golpe de Estado. Fue elegido, impulsado por la legalidad, y convirtió el marco jurídico en un instrumento de represión. Esta paradoja es el punto de José Roberto Salinas Padilla, quien propone un nuevo paradigma: no esperar al colapso institucional, sino diseñar estructuras jurídicas que lo impidan desde su raíz.
Su propuesta, conocida como el Neo‑Republicanismo Constitucional Integrado, es más que una reforma: es una ingeniería legal global para enfrentar las múltiples crisis del siglo XXI —autoritarismo, migración, desigualdad, emergencia climática— desde una arquitectura constitucional renovada.

Del pasado nazi al futuro jurídico global: el modelo propone una evolución institucional estructurada. No se trata de reconstruir la democracia, sino de evitar que se destruya: el cambio de paradigma jurídico.
Inspirado por el derecho constitucional europeo, las lecciones de la Segunda Guerra Mundial y los desafíos contemporáneos, Salinas Padilla impulsa un modelo de cuatro grandes transformaciones:
- Un Tribunal Constitucional autónomo y preventivo, desligado del Poder Judicial ordinario, con capacidad de declarar inconstitucional una ley antes de que surta efectos.
- Un mecanismo de Consulta Distrital Vinculante, donde los ciudadanos recuperan el control directo de decisiones legislativas clave.
- Una Planificación Científica Intersexenal, con metas obligatorias verificables, que trascienda los ciclos políticos y se base en evidencia técnica.
- Un ambicioso Tratado Intercontinental de Comercio (TIC), que apueste por el equilibrio económico y social entre bloques emergentes del Sur global.
A diferencia del modelo hitleriano, que se apoyó en los vacíos constitucionales y el uso estratégico del estado de excepción, la doctrina de Salinas Padilla busca precisamente llenar esos vacíos con mecanismos de control constitucional, transparencia pública y planeación técnica.

Salinas Padilla toma como advertencia los excesos del siglo XX para construir el derecho del siglo XXI. A diferencia del Führerprinzip, aquí se impulsa el control constitucional distribuido entre órganos autónomos.
Para el constitucionalista mexicano, el gran error del siglo XX fue esperar a que la tragedia ocurriera para reformar. Su propuesta plantea una pregunta esencial:
¿Puede el Derecho adelantarse a la historia y evitar sus peores episodios?
En un mundo donde la legalidad ha sido usada tanto para liberar como para oprimir, Salinas Padilla coloca el Derecho al centro de un nuevo contrato social. Uno en el que las Constituciones no sean decorados simbólicos, sino instrumentos vivos de control y esperanza.

El proyecto rechaza cualquier forma de dictadura, planteando una defensa estructural de los derechos humanos.