El conflicto entre Israel e Irán ha entrado en su cuarto día de hostilidades directas, con una escalada de ataques nocturnos que ha dejado nuevas víctimas, daños en infraestructura civil y un creciente clima de incertidumbre regional.
Durante la madrugada del lunes, misiles iraníes impactaron una refinería de petróleo israelí y provocaron afectaciones en la red eléctrica de ese país. Simultáneamente, explosiones en distintas zonas de Israel causaron daños a edificios residenciales y obligaron a cientos de familias a evacuar.
En Teherán, la capital iraní, se registró un éxodo de residentes que buscan salir de la ciudad ante el temor de nuevos bombardeos. Medios locales reportan largas filas en carreteras y saturación de estaciones de transporte.
Mientras tanto, las bajas en ambos bandos continúan en aumento, aunque aún no hay cifras oficiales confirmadas por organismos internacionales. La comunidad internacional sigue con atención el desarrollo del conflicto, en medio de crecientes llamados a la contención.

Irán exige condena de la ONU
El gobierno iraní solicitó este lunes a la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas una condena explícita a lo que califica como “agresión israelí”.
“Esta es una agresión flagrante. Punto final. El mundo necesita que su oficina la condene inequívocamente: sin ambigüedades, sin justificaciones, sin permitir que el agresor se escude en ‘conceptos retorcidos’. Su mandato lo exige”, expresó el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Esmaeil Baqaei, a través de su cuenta oficial en X (antes Twitter).
Hasta el momento, la ONU no ha emitido una postura oficial sobre los recientes ataques, aunque fuentes diplomáticas señalan que se están llevando a cabo reuniones de emergencia en Ginebra y Nueva York para evaluar el curso de los acontecimientos.
Riesgo de una expansión regional
Expertos en relaciones internacionales advierten que la situación podría derivar en un conflicto más amplio en Medio Oriente, especialmente si se involucran fuerzas aliadas o terceros países en respaldo de alguna de las partes.
Mientras tanto, miles de civiles se encuentran en situación de riesgo, y organizaciones humanitarias comienzan a reportar dificultades para operar en las zonas afectadas por la violencia.
