Por María Carrillo
La trampa, la última película del aclamado director M. Night Shyamalan, ya está causando revuelo en las salas de cine. Este thriller psicológico presenta a Josh Hartnett como un asesino en serie que enfrenta a la policía en medio de un concierto masivo. Lo que pocos saben es que Hartnett tuvo que sumergirse en el vibrante mundo de la música pop para interpretar su papel, y lo logró asistiendo a un concierto de Taylor Swift.
Inicialmente, Hartnett dudaba de la veracidad de la representación del público en la película, una multitud eufórica en un concierto que parecía exagerada. “Durante el rodaje de La trampa, sentí que Shyamalan había llevado demasiado lejos la interacción del público en la escena del concierto”, admitió el actor en una reciente entrevista con Associated Press. “Pensé que las reacciones eran demasiado intensas hasta que experimenté en persona un show de Taylor Swift”.
La oportunidad de asistir a “The Eras Tour” en Londres fue un punto de inflexión para Hartnett. El actor quedó sorprendido por la pasión y la devoción de los fans de Swift, una experiencia que le hizo comprender mejor la visión del director. “La emoción de los fans, algunos llorando al ver a Taylor, estaba en línea con lo que Night quiso plasmar en la película. Me di cuenta de que no estaba exagerando en absoluto”, reflexionó Hartnett.
En La trampa, la trama gira en torno a la hija del personaje de Hartnett, interpretada por Ariel Donoghue, quien lo convence de asistir a un concierto de Lady Raven, interpretada por Saleka Shyamalan, la hija del director. Sin embargo, lo que parecía ser una simple salida familiar se convierte en una pesadilla, un contraste con la euforia que Hartnett vivió en la vida real durante el concierto de Swift.