Por María Carrillo
Un estudio reciente ha demostrado que el trauma infantil, como la privación, el abuso y la negligencia, puede tener efectos negativos en la salud que persisten a lo largo de la vida. Estas experiencias tempranas pueden aumentar el riesgo de desarrollar problemas de salud graves en la edad adulta, advirtieron los investigadores.
El Dr. George Slavich, director del Laboratorio de Evaluación e Investigación del Estrés de la UCLA, señaló que “el estrés está implicado en nueve de las 10 principales causas de muerte en Estados Unidos”, subrayando la necesidad urgente de implementar evaluaciones de estrés tanto en clínicas pediátricas como de adultos.
Estudio revela conexiones entre trauma infantil y enfermedades
El estudio, publicado en la revista Brain, Behavior and Immunity, analizó datos de más de 2,100 personas en un estudio a largo plazo respaldado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento. Los investigadores examinaron diversos traumas reportados, como abuso, negligencia, mudanzas frecuentes y separación de los padres, y su relación con 25 biomarcadores de enfermedades y 20 condiciones de salud.
Los resultados mostraron que los riesgos de salud aumentan a medida que se acumula el estrés infantil, afectando tanto a hombres como a mujeres. Este estrés infantil fue asociado con problemas metabólicos, trastornos sanguíneos y de salud mental.
Diferencias de género en los efectos del estrés infantil
Un hallazgo interesante del estudio es que el impacto del estrés infantil varía entre hombres y mujeres. En las mujeres, el estrés tiende a afectar más el metabolismo, mientras que los hombres que sufrieron abuso emocional o negligencia mostraron mayores riesgos de desarrollar trastornos sanguíneos, problemas de tiroides y problemas de salud mental.
Evaluación del estrés en la atención médica: un paso esencial
Slavich sugirió que el historial de estrés debería ser parte de los expedientes médicos, para prever mejor los riesgos de salud futuros. “Es esencial comenzar a evaluar el estrés infantil en entornos clínicos”, destacó, agregando que los resultados del estudio impulsan la adopción de un enfoque de medicina personalizada que tenga en cuenta tanto el género como las experiencias de estrés individuales de los pacientes.