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Por Frida Rebollar.
En la era digital, la gastronomía no solo se disfruta en la mesa, sino también en las pantallas de millones de dispositivos. Las redes sociales han impulsado nuevas tendencias culinarias, influenciadas por influencers, chefs y marcas que apuestan por propuestas innovadoras y saludables. En 2025, esta dinámica continuará marcando el rumbo de lo que comemos y cómo lo hacemos.
Según la especialista Lu Ann Williams, fundadora de Innova Market Insights, el impacto de las redes sociales en la industria alimentaria se ha intensificado en los últimos años y se profundizará aún más este año. La viralización de recetas, ingredientes y estilos de cocina ha generado una demanda creciente por alimentos visualmente atractivos y nutricionalmente equilibrados.
Uno de los mayores cambios en la alimentación es la adopción de productos con beneficios funcionales. Los consumidores buscan etiquetas que resalten beneficios específicos, como “rico en antioxidantes”, “fuente de omega 3” o “con probióticos”. La alimentación consciente y el interés por la longevidad han llevado a un mayor consumo de superalimentos como la chía, la linaza, el cacao y los frutos rojos, que dominan plataformas como Instagram y TikTok.
El café, una de las bebidas más consumidas en el mundo, también se transforma con combinaciones innovadoras. Se está dejando atrás el exceso de azúcares y jarabes artificiales en favor de especias como la canela, el jengibre y el romero, además de infusiones con ingredientes naturales como el puré de camote.
Otra gran tendencia es la vuelta a los ingredientes tradicionales y de origen natural. Se están revalorizando alimentos que forman parte del acervo cultural de diferentes regiones, como los nopales, los huevos orgánicos y las hierbas frescas. Asimismo, los quesos menos procesados y las tablas de charcutería con embutidos artesanales han cobrado relevancia entre los consumidores que buscan autenticidad y calidad.
El auge de estas tendencias es un reflejo del cambio en la manera en que las nuevas generaciones perciben la alimentación. Más allá de ser un acto cotidiano, comer se ha convertido en una experiencia compartida, influenciada por las redes sociales y la búsqueda de bienestar. 2025 será un año clave para consolidar hábitos más saludables, sostenibles y visualmente irresistibles.
