¿Qué son los moluscos bivalvos?
Los moluscos bivalvos son animales marinos de cuerpo blando protegidos por dos conchas que se abren y cierran para resguardar su interior. Dentro de este grupo hay muchas especies, pero las más conocidas y consumidas son los ostiones, las ostras, las almejas y los mejillones. Aunque a simple vista pueden parecer similares, cada uno tiene características propias en su forma, sabor, textura y hábitat que los hacen únicos.
Ostiones: sabor intenso y textura carnosa
Los ostiones tienen una concha rugosa, alargada y generalmente de color gris. Viven en aguas poco profundas, como estuarios y bahías, adheridos firmemente a las rocas. Su sabor es salino con un ligero toque metálico, mientras que su carne se destaca por ser carnosa y suculenta. Son apreciados no solo por su sabor sino también por su alto contenido en proteínas y ácidos grasos Omega-3, incluso más que otros alimentos comunes. Los ostiones se pueden disfrutar frescos, a la parrilla, fritos o en preparaciones como los famosos ostiones Rockefeller.
Almejas: delicadeza dulce y textura suave
Las almejas cuentan con una concha lisa y redondeada, que varía en tamaño y color según la especie y la región. Se encuentran enterradas en la arena de ríos y costas poco profundas. Su sabor es mucho más dulce y suave que el de los ostiones, con una carne tierna y ligeramente elástica. Es importante asegurarse de que se abran al cocerse, ya que las que no lo hacen deben desecharse para evitar riesgos. Son muy utilizadas en sopas como el clam chowder o en platillos al ajillo y al vino blanco.

Ostras: minerales y de sabor complejo
Las ostras poseen una concha irregular, con una valva más grande que la otra. Su hábitat natural se sitúa en aguas profundas y templadas, donde forman grandes bancos. Son reconocidas por su alto contenido de zinc, hierro, calcio y Omega-3. El sabor de las ostras es salino y muy mineral, con ciertos matices dulces, y su textura es viscosa pero firme. Aunque algunas personas las consumen crudas, es recomendable evitarlo por razones sanitarias. Se utilizan en recetas como la paella, el po’boy de ostras y la piccata.

Mejillones: dulces y con un toque mineral
Los mejillones tienen una concha oblonga, delgada y estriada, con colores que van del azul oscuro al negro o café. Viven agrupados cerca de las costas y se venden generalmente vivos para garantizar su frescura. Su carne es firme y ofrece un sabor dulce con un toque mineral característico. Antes de cocinarlos, se debe comprobar que estén cerrados y húmedos para evitar intoxicaciones. Los mejillones son protagonistas en platos como los mejillones al vapor estilo belga, a la marinera y al vino blanco.

Recomendaciones para disfrutarlos con seguridad
Para saborear estos moluscos sin preocupaciones, es fundamental revisar su frescura y estado antes de consumirlos. Deben oler a mar y no a pescado, además de estar cerrados si se venden vivos. Al cocinarlos, es importante desechar los que no se abran. También conviene limpiar bien las conchas para eliminar impurezas. Con estas precauciones, podrás disfrutar de su sabor y textura en todo su esplendor, sumergiéndote en una experiencia culinaria saludable y deliciosa.