Por Sharon Oropeza
El 2 de octubre de 1968 es una fecha que ha quedado grabada en la historia de México por la brutal represión que sufrieron cientos de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Este 2024, en el 56 aniversario de aquellos hechos, miles de personas se reunieron nuevamente para marchar en memoria de las víctimas y exigir justicia para quienes nunca recibieron la reparación que merecían. A pesar de que Claudia Sheinbaum emitió una disculpa pública oficial en el Diario Oficial, reconociendo los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado, las voces que exigen justicia no han disminuido.
La marcha partió desde la Plaza de las Tres Culturas y avanzó por el Eje Central Lázaro Cárdenas, rumbo al Zócalo de la Ciudad de México, con un contingente liderado por el Comité del 68. Miles de estudiantes de instituciones como la UNAM, el IPN y la Normal Rural de Ayotzinapa participaron en la movilización, acompañados por el Sindicato Mexicano de Electricistas y otras organizaciones sociales. La marcha se realizó en un ambiente de protesta pacífica, donde las consignas y los pases de lista recordaron no solo a los estudiantes caídos en 1968, sino también a los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
Sin embargo, la jornada conmemorativa fue empañada por actos violentos perpetrados por el “Bloque Negro”, un grupo de jóvenes encapuchados que se adhirió a la manifestación. Estos jóvenes realizaron pintas en edificios históricos, dañaron mobiliario urbano y atacaron tiendas ubicadas en la calle 5 de mayo, lanzando petardos, piedras y martillazos. Incluso lograron ingresar a varios negocios y saquearon mercancías que fueron repartidas entre transeúntes. Este tipo de actos vandálicos se ha vuelto recurrente en las protestas de fechas significativas, como se vio también en la manifestación del 26 de septiembre por el décimo aniversario de la desaparición de los normalistas.
Aunque la violencia provocada por este pequeño grupo no representa el sentir de la mayoría de los manifestantes, sí dejó una marca en la jornada. La marcha del 2 de octubre sigue siendo un reflejo de la memoria histórica de un país que no olvida y que sigue buscando justicia para sus víctimas, pero también deja entrever la frustración y el enojo que persisten entre quienes ven que la impunidad continúa.
La fecha del 2 de octubre no solo recuerda los hechos de 1968, sino que se ha convertido en un símbolo de las luchas sociales actuales, donde Ayotzinapa sigue siendo un ejemplo de la necesidad de verdad y justicia en México.