En las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024, el deporte ocupó un rol destacado en el ámbito político. Tanto atletas activos y retirados como dueños de equipos se involucraron abiertamente, apoyando las campañas de Kamala Harris o Donald Trump con contribuciones significativas y discursos públicos. Deportistas como LeBron James y Billie Jean King respaldaron a la demócrata Harris, mientras que figuras como Dana White y Jack Nicklaus se alinearon con el republicano Trump.
Más allá de las palabras, la participación incluyó cuantiosas donaciones. Miriam Adelson, propietaria de los Dallas Mavericks, se distinguió al aportar 100 millones de dólares al comité “Preserve America” en respaldo a Trump, estableciendo un récord en contribuciones políticas desde el sector deportivo. Otros propietarios, como Tilman Fertitta (Houston Rockets) y Rob Walton (Denver Broncos), también apoyaron financieramente a sus candidatos, aunque con montos menores.
En conjunto, los propietarios de la NBA lideraron las donaciones con más de 100 millones de dólares, seguidos por la NFL y la MLB. Esta combinación de donaciones y apoyo público refleja cómo el deporte en Estados Unidos ha pasado a ser una plataforma donde las posturas políticas se expresan abiertamente, permitiendo a figuras deportivas influir en millones de seguidores a través de redes sociales.