Un reciente estudio liderado por la Universidad de Emory ha arrojado nueva luz sobre cómo ven los perros y cómo su inteligencia y raza influyen en esta percepción. A través de resonancias magnéticas funcionales (fMRI), los neurocientíficos descubrieron que los perros se enfocan más en acciones que en objetos estáticos, una habilidad perfeccionada por su evolución como cazadores.
Además, su visión de los colores está limitada. Solo perciben longitudes de onda azules y amarillas, lo que los hace incapaces de diferenciar entre rojo y verde. Sin embargo, la inteligencia también juega un papel clave: un Border Collie mostró patrones cerebrales más avanzados en comparación con un Golden Retriever, evidenciando diferencias cognitivas asociadas a la raza.
La evolución también ha dejado su huella: perros con hocicos largos tienen mejor visión periférica, mientras que los de hocico corto, criados selectivamente, están mejor adaptados para el contacto visual directo. Este estudio no solo responde a cómo ven los perros, sino también a cómo su biología y comportamiento están profundamente conectados.