Por Vannia Carmona
Con formación en Ciencias Políticas y una maestría en Ingeniería Industrial, Angie de Luna comenzó su carrera en el sector privado, desempeñándose en General Motors y Whirlpool. Sin embargo, un evento en 2005 cambió su vida por completo: al asistir a una conferencia en Londres sobre la trata de personas, sintió la necesidad de actuar. Impactada por la información, decidió unirse a la lucha contra esta problemática global que afecta a millones de personas. En 2015 se unió a A21, organización sin fines de lucro dedicada a abolir la trata de personas en el mundo, convirtiéndose en su representante en Latinoamérica.
Angie de Luna explica que la trata de personas es el movimiento y explotación de una persona contra su voluntad, una “esclavitud moderna” que afecta a todos los países, incluidos los más desarrollados. Según los datos, México ocupa el tercer lugar en víctimas de trata, detrás de Tailandia y Camboya, y el 70% de las víctimas son menores de edad. Los tipos más comunes de trata incluyen la explotación sexual, los trabajos forzados y la mendicidad, actividades en las que muchos menores de edad son explotados sin que la sociedad lo perciba. “Esos niños en los semáforos, las mujeres con bebés, no siempre son familiares; son víctimas de trata”, asegura De Luna, quien busca educar al público sobre los riesgos y señales.
A través de A21, De Luna promueve campañas de prevención y concientización, además de colaborar con autoridades como el Consejo Ciudadano y el FBI para el rescate de víctimas. Para combatir la trata de manera efectiva, De Luna enfatiza la importancia de la prevención y la educación ciudadana, señalando que cada persona puede ser parte de la solución. A21 depende principalmente de donaciones internacionales para financiar su misión, y su presencia en México y Latinoamérica tiene como objetivo restaurar la vida de las víctimas y construir una sociedad más consciente sobre los peligros y la explotación de la trata.