Por Paula García
Donald Trump, expresidente y presidente electo de Estados Unidos, ha confirmado su decisión de designar a Tom Homan, exjefe de la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), como responsable de supervisar y ejecutar las deportaciones masivas de inmigrantes en su próxima administración de 2025. La elección de Homan, conocido por su enfoque riguroso y su implicación en la polémica política de separación familiar durante el primer mandato de Trump, reafirma la línea dura que pretende retomar el presidente electo en temas migratorios.
Homan y las deportaciones masivas: un retorno a la política de línea dura
Homan se ganó una reputación durante el mandato de Trump por sus estrictas políticas de inmigración, que incluyeron la separación de familias migrantes en la frontera sur. En 2018, su trabajo con ICE fue clave en las políticas que llevaron a la separación de cerca de 4,000 niños migrantes de sus padres, una práctica que recibió críticas severas a nivel internacional. Para esta nueva administración, Trump y Homan planean medidas que evitarían la separación familiar, proponiendo la deportación conjunta de familias.
Costos de deportación y justificación de seguridad nacional
Homan, en una reciente entrevista en 60 Minutes, fue cuestionado sobre el alto costo de una política de deportación masiva, que algunos expertos estiman en 80 mil millones de dólares para deportar a un millón de personas. Homan evadió precisar el presupuesto requerido, pero enfatizó: “¿Qué precio le pones a la seguridad nacional?”. Esta declaración subraya la postura de Trump y su equipo de tratar la inmigración irregular como una amenaza a la seguridad, una retórica que ha causado divisiones entre los partidarios de una política migratoria más humana y los defensores de una postura restrictiva.
Reacciones de grupos defensores de derechos humanos
La designación de Homan ha generado fuertes reacciones por parte de grupos de derechos humanos, quienes señalan que una política de deportación masiva y estricta puede desencadenar una crisis humanitaria, especialmente para las comunidades migrantes de origen latinoamericano. Los activistas han expresado su preocupación por el impacto que estas deportaciones tendrán en miles de familias, así como por el posible regreso de una política migratoria caracterizada por la criminalización de los inmigrantes.
La postura de Trump en temas migratorios se perfila como uno de los puntos más controversiales de su próxima administración, con un enfoque de cero tolerancia que busca implementar cambios drásticos en las políticas migratorias de Estados Unidos.