Entre llantos y reclamos de justicia, los funerales de las 11 personas desaparecidas y asesinadas en Chilpancingo, Guerrero, se llevan a cabo este sábado en el poblado de Chautipan, mientras sus familiares exigen al Gobierno que no cierre el caso y responsabilizan a las autoridades por la tragedia. Rodeados de flores y bajo una gran lona, los cuerpos de cuatro menores, dos mujeres y cinco hombres, todos encontrados el miércoles pasado en un vehículo, son velados con la esperanza de que los seis hombres restantes del grupo de 17 aún puedan ser encontrados con vida.
María del Socorro Barrera Millán, que perdió a cuatro hermanos en el ataque, solo ha recibido el cuerpo de Ángel, de 14 años, y en un clamor desesperado pide a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que “no cierre el caso” y se comprometa a una búsqueda exhaustiva. “Yo le pido a Claudia que nos apoye, que no nos dejen”, expresó en medio de la tristeza, exigiendo respuestas y acción rápida.
La comunidad está conmocionada y molesta, no solo por la violencia que afecta la región, sino por lo que consideran una respuesta tardía de las autoridades. La gobernadora Evelyn Salgado y la Fiscalía Estatal enfrentan fuertes críticas por su actuación en este caso. “El gobierno tiene tecnología para encontrarlos rápido, pero no la usaron”, expresó otro habitante, quien asegura que el manejo de la escena del crimen fue negligente y sospechoso.
Con el temor latente y un profundo dolor, la comunidad de Chautipan espera aún el regreso de sus familiares desaparecidos, exigiendo que los responsables sean llevados ante la justicia.