Reponiendo nutrientes en el suelo: ‘Somos lo que comemos’, según un experto en salud

Reponiendo nutrientes en el suelo: ‘Somos lo que comemos’, según un experto en salud

Por Vannia Carmona

En el marco de la celebración del 30 aniversario de FERTILIZAR Asociación Civil, se realizó un panel titulado “El suelo, los nutrientes y los alimentos: De punta a punta”, moderado por la Ing. Agr. Margarita González, directora regional de Yara Región Sur. La conversación se centró en el concepto de Una Salud (One Health) de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), que busca transformar el sistema agroalimentario integrando la salud de las personas, animales, plantas y el medio ambiente.

La ingeniera González destacó que esa misma semana se conmemoraban el Día Mundial de los Fertilizantes, el 13 de octubre, y el Día Mundial de la Alimentación, el 16 de octubre. En relación con este último, subrayó que su propósito es no solo concientizar sobre el hambre en el mundo, sino también promover prácticas agrícolas sostenibles, combatir la desnutrición y garantizar la seguridad alimentaria. Estos objetivos se logran mediante el uso adecuado de tecnologías y la correcta aplicación de nutrientes en los cultivos.

El panel contó con la participación del Dr. Fernando García, consultor y especialista en nutrición de cultivos; el Dr. Claudio Zin, médico nefrólogo y ex Ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires; y el Ing. Agr. Juan Martín Apollonio, asesor y productor agropecuario. El objetivo fue analizar cómo las decisiones tomadas durante la siembra impactan en la calidad de los alimentos, abarcando tres ejes fundamentales: producción en el campo, nutrición de cultivos y nutrición humana.

El Dr. García destacó la importancia de proporcionar nutrientes a los cultivos y cómo esto afecta el equilibrio del suelo, así como su impacto en la cantidad de alimento producido y el cuidado de los recursos naturales. Señaló que “la aplicación de nutrientes representa casi el 50% de la producción alimentaria a nivel mundial. Sin ellos, podríamos enfrentar una reducción del 50% en la producción”. Este dato resalta la relevancia de los fertilizantes, especialmente desde la Revolución Verde en los años 60, que han permitido incrementar la producción agrícola por unidad de área sembrada y proteger ecosistemas vulnerables.

No obstante, el Dr. García advirtió sobre la crítica situación de los suelos en Argentina, que enfrenta problemas de erosión, salinización, compactación, pérdida de biodiversidad y desequilibrios en la nutrición. Para ilustrar esta problemática, mencionó que “Argentina es el país productor de cereales y oleaginosas con el balance más negativo de fósforo: debemos 6 kilos de fósforo por hectárea cada año”. Enfatizó la necesidad de adoptar un enfoque integral y consciente en el uso de recursos, y aseguró que “generar un diagnóstico lote por lote es fundamental para tomar decisiones informadas sobre el uso de nutrientes, lo que puede ayudar a reducir las externalidades negativas de la producción, como el uso excesivo de fertilizantes”.

“Los suelos saludables producen cultivos saludables, que generan alimentos nutritivos para animales y humanos, contribuyendo a un ambiente y un planeta sanos”, afirmó. A su vez, destacó que actualmente solo se analiza un 30% de los lotes en el país.

El Dr. García subrayó que existen 17 nutrientes esenciales para las plantas, los cuales provienen principalmente del suelo, salvo el nitrógeno, que puede obtenerse del aire mediante leguminosas como la soja. Desde el punto de vista agronómico, se habla de “hambre crónica” cuando a un suelo le falta un nutriente esencial, lo que provoca una disminución significativa en la producción, mientras que la “hambre oculta” se refiere a las deficiencias de micronutrientes como el zinc, que son más difíciles de identificar.

Por su parte, el Dr. Zin centró su intervención en la relación entre la calidad de los alimentos y la nutrición de los cultivos. “Somos lo que comemos”, citando a Hipócrates, advirtió sobre las consecuencias de una dieta inadecuada, particularmente el consumo de alimentos ultraprocesados.

Citando un estudio realizado en India sobre la deficiencia de zinc en la dieta, subrayó que su aplicación en suelos deficientes mejora la calidad de los cultivos y, por ende, la calidad de los alimentos. “Si aplicamos zinc a las plantas, evitamos la necesidad de suplementar otros alimentos”, explicó.

El Dr. Zin también presentó datos preocupantes sobre la malnutrición infantil en Argentina, indicando que 3 de cada 4 niños de 4 a 12 años presentan deficiencias en micronutrientes, lo que se traduce en una forma de desnutrición oculta. “El 90% de estos niños no consume suficientes fibras, lo que refleja problemas de acceso a alimentos adecuados y una dieta monótona. Esto incrementa el riesgo de enfermedades crónicas y limita sus oportunidades futuras”, enfatizó. Afirmó que “mejorar la calidad del suelo se traduce en mejorar la calidad de los alimentos y, por ende, la salud de la población”.

Finalmente, Juan Martín Apollonio, productor agrícola y asesor privado, destacó la necesidad de replantear cómo se asesora a los productores sobre el estado de los suelos. “Es crucial que los técnicos dejen de actuar solo como administradores que buscan maximizar la producción con el mínimo insumo; deben fomentar una mayor comprensión sobre el impacto de las prácticas agrícolas”, sostuvo.

“Es fundamental cuestionarse cuánto se puede aplicar sin comprometer la salud del suelo”, insistió. Además, enfatizó la importancia de “romper con la resistencia al cambio”, invitando a los productores a experimentar con prácticas como la rotación de cultivos y el uso de cultivos de cobertura, así como a realizar diagnósticos y evaluar la salud del suelo para implementar tratamientos a largo plazo. “Los beneficios de una nutrición balanceada pueden tardar en verse, pero son indiscutibles a partir del cuarto año”, concluyó.

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