By Durante la Guerra de Reforma (1857-1861), México vivió una crisis política sin precedentes con la existencia de dos presidentes simultáneos: Benito Juárez, que asumió el poder conforme a la Constitución de 1857, y Félix María Zuloaga, apoyado por los conservadores tras el desconocimiento de dicha Constitución. Esta situación creó una inestabilidad total en el país, que casi lo llevó al colapso.
Hoy, esa historia resuena ante la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México. Aunque ha sido electa como mandataria del país, la figura del expresidente Andrés Manuel López Obrador aún tiene un peso importante en la escena política. Su presencia genera inquietud, ya que podría dar lugar a una situación en la que Sheinbaum no pueda ejercer su cargo con total independencia, algo que recuerda al México de los “dos presidentes”.
Es vital que la Dra. Sheinbaum logre consolidarse como una líder autónoma, capaz de tomar el control del país sin la influencia directa de su predecesor. La historia nos enseña que cuando existen dos figuras en pugna por el poder, la nación pierde el rumbo. Así, este nuevo periodo en la vida política de México dependerá de la habilidad de la nueva presidenta para asumir su papel y guiar al país con un liderazgo firme y propio.
La lección es clara: la historia no debe repetirse. La Doctora Sheinbaum tiene la oportunidad de marcar una diferencia, pero para ello debe ejercer el poder de manera decisiva y sin distracciones, para evitar que México quede atrapado entre dos liderazgos.
