By Por María Carrillo
La mala alimentación se ha convertido en un factor clave detrás de las principales causas de muerte en México, donde las enfermedades del corazón y la diabetes mellitus encabezan la lista. En 2023, estas condiciones causaron más de 299 mil muertes, equivalentes al 37.6% de las defunciones registradas, según datos del INEGI.
El doctor Simón Barquera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud, advierte que el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, bebidas azucaradas y tabaco contribuye significativamente a estas cifras alarmantes. Además, señala que las estrategias agresivas de mercadotecnia de la industria de comida chatarra han generado un impacto negativo, especialmente en la población infantil.
Obesidad: una epidemia con raíces profundas
La obesidad, un problema ligado a la mala alimentación, afecta al 37.1% de los adultos y al 41.1% de los adolescentes en México. Esta condición no solo incrementa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, sino que también impacta órganos vitales, desencadenando múltiples afecciones graves, como hígado graso y ciertos tipos de cáncer.
Aunque la prevalencia de obesidad ha mostrado signos de desaceleración desde 2016, el desafío sigue siendo enorme. Expertos destacan que abordar este problema requiere una estrategia integral que contemple justicia social, acceso a la educación y entornos saludables.
Regulación y prevención: claves para el cambio
La implementación del etiquetado frontal de alimentos en 2020 marcó un paso importante para combatir la desinformación sobre productos ultraprocesados. Según el doctor Barquera, esta medida ha impulsado la reformulación de productos, reduciendo su contenido de azúcar, sodio y grasas. Asimismo, ha sensibilizado a los consumidores, especialmente a los padres de familia, sobre la importancia de elegir alimentos más saludables.
Sin embargo, para revertir los daños causados por la mala alimentación, se requiere un esfuerzo conjunto entre gobiernos, comunidades y el sector académico. Esto incluye campañas educativas, mayores regulaciones publicitarias y un aumento en los impuestos a productos dañinos para la salud.
Por una cultura libre de conflictos de interés
El doctor Barquera enfatiza la necesidad de construir una cultura donde la salud pública esté por encima de los intereses económicos de la industria. “No podemos permitir que las empresas que venden productos malsanos influyan en las decisiones que afectan la salud de la población”, señala.
En este sentido, los esfuerzos deben centrarse en equilibrar el poder entre los actores involucrados y garantizar que las políticas de salud prioricen el bienestar de las personas. Solo así será posible enfrentar de manera efectiva esta crisis y mejorar la calidad de vida de millones de mexicanos.
