Alain Delon, un ícono del cine francés, falleció este domingo a los 88 años, dejando un legado imborrable en la historia del cine mundial. Nacido en 1935 en Sceaux, cerca de París, Delon comenzó su carrera cinematográfica a finales de los años 50 y rápidamente se convirtió en una de las figuras más reconocidas y enigmáticas del cine galo durante las décadas de los 60 y 70.
Del anonimato a la fama internacional
El salto a la fama de Delon se dio con su interpretación de Tom Ripley en Plein Soleil (1960), dirigida por René Clément. Este papel le permitió consolidarse como un actor de primer nivel, encarnando al joven seductor y peligroso que marcaría el resto de su carrera. Su actuación en Le Samouraï (1967), dirigida por Jean-Pierre Melville, donde interpretó a un asesino a sueldo solitario, es considerada una de las más icónicas del cine, y dejó una influencia duradera en cineastas de renombre como Martin Scorsese, Quentin Tarantino y John Woo.
Una vida rodeada de luces y sombras
La vida personal de Delon estuvo marcada tanto por el éxito como por la controversia. Sus relaciones sentimentales, en particular su romance con Romy Schneider y su matrimonio con Nathalie Delon, fueron seguidas de cerca por los medios. Además, su abierto apoyo a posiciones políticas de derecha generó divisiones de opinión entre sus seguidores y detractores.
El amor más fiel: sus perros
Más allá de la fama y las polémicas, Delon encontró en sus perros una fuente constante de amor y compañía. Desde su juventud, estos animales fueron su refugio y familia, y cada vez que uno de ellos fallecía, él se encargaba personalmente de enterrarlo en un cementerio privado en su propiedad, un santuario dedicado a los que él consideraba sus verdaderos amigos.
Una reflexión sobre la vida y el tiempo
En 2019, durante un homenaje en el Festival de Cannes, Delon compartió una profunda reflexión sobre su carrera y el paso del tiempo:
“He vivido momentos intensos, he sido aclamado y olvidado. Pero lo único que permanece constante es el vínculo con el público, un lazo más duradero que cualquier gloria pasajera”.